domingo, 24 de enero de 2010

Un gran impacto.

Dos horas de concierto y pelos de punta. Enorme. Una cerveza y mucho cansancio en el cuerpo y aun así consiguen que salte y cante como una tarada mental. Lluvia de guisantes. Y todavía con la emoción en el cuerpo, me cuesta hilar dos frases seguidas y pienso que qué tienen estos catalanes que parece que me leen la mente.
En cuanto lo pienso aparece una niña imantada, me vuelvo a aquel día en el parque y si pienso más, dibujan iniciales con compás. Igual por eso, por conseguir leerme el pensamiento, la primera canción de la noche fue esa.




Y sin manera humana de asombrarnos mutuamente, sólo queda ser sensatos y aceptar que siempre fuimos satélites de amplia trayectoria, tantas veces intangibles, de aquellos que sólo alumbran cuando dejas de buscar. (lol)
Biban las cosas cursis y de niñas lesbianas.

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