domingo, 31 de enero de 2010

Segundas partes.

Los domingos son días tontos. Como bien dijo un día una sabia, los domingos o te encantan o los odias, pero no existe un término medio.
Hoy puse el despertador con la intención de seguir preparando los exámenes, pero me acabó levantando mi madre a la una del medio día con un zumo y un beso. Hacía meses que no me despertaba así. Luego el día continuó con mis abuelos y tarta con helado. Por la tarde me puse a estudiar y durante dos horas estuve memorizando conceptos sobre justicia, imperatividad y validez axiológica. Harta de teorías de pensadores reconocidos, opté por terminar perdiendo el tiempo en la bañera.
Últimamente, se ha convertido en uno de mis pasatiempos preferidos, un sitio donde se me salen las piernas y puedo no pensar tranquilamente.
Cojo espuma con las manos y soplo, pongo los ojos en posición de cámara fotográfica y enfoco ese montón de burbujas que forman nubes blancas irisadas delante del grifo y entre mis dedos. Al cabo de media hora, mientras comparo el verde azulado de mis uñas con el azul verdoso del agua, me doy cuenta de que tengo todos los dedos arrugados excepto uno. El corazón derecho, el maleducado, que es irreverente includo a la hora de arrugarse como un garbanzo, como sus otros nueve hermanos. Luego comienza a llover. Adoro observar como caen esas gotas gordotas con un sonoro "plof" en la bañera y otras encuentran su sitio en la escayola del techo.
Y éstos, son los únicos momentos en los que me siento verdaderamente sola. No sola de abandonada, sino sola de agusto y bien, sin preocupaciones importantes o absurdas.
Como dije al principio, los domingos son días tontos.
Hoy es domingo.

jueves, 28 de enero de 2010

La bañera


El agua y las burbujas dicen que todo es adecuado. Adecuado y bien.
Sin más damas y caballeros.

lunes, 25 de enero de 2010


Las mates de los niños tontos.

Hoy quería dedicarle esta entrada a los profesores de mi facultad de Derecho, en especial a mi molongui profesora de inglés.
Quiero darte las gracias por tus matemáticas y por tu magia. Solo tú consigues sacar de un 6 raspao, un 7 raspao y un 8,2 una bonita media de 8,2.
Thank you Marijo, today I'm feeling better because of you(L)

domingo, 24 de enero de 2010

Un gran impacto.

Dos horas de concierto y pelos de punta. Enorme. Una cerveza y mucho cansancio en el cuerpo y aun así consiguen que salte y cante como una tarada mental. Lluvia de guisantes. Y todavía con la emoción en el cuerpo, me cuesta hilar dos frases seguidas y pienso que qué tienen estos catalanes que parece que me leen la mente.
En cuanto lo pienso aparece una niña imantada, me vuelvo a aquel día en el parque y si pienso más, dibujan iniciales con compás. Igual por eso, por conseguir leerme el pensamiento, la primera canción de la noche fue esa.




Y sin manera humana de asombrarnos mutuamente, sólo queda ser sensatos y aceptar que siempre fuimos satélites de amplia trayectoria, tantas veces intangibles, de aquellos que sólo alumbran cuando dejas de buscar. (lol)
Biban las cosas cursis y de niñas lesbianas.

miércoles, 20 de enero de 2010

Jolie.

Me gusta bastante observar a las personas que van en el autobús sin que se den cuenta. Pero más me gusta mirar a personas como la muñeca del autobús.
Hoy se sentó casi a mi lado una chica de esas que da gusto mirar. No era ni guapa ni fea, pero sus pequeños gestos te sugerían que era de esa clase de personas que les gusta el café con mucho azúcar.
Llevaba el pelo en un moño descuidado adornado con horquillas doradas con florecitas azules de pasta, una chaqueta de rayas y un bolso negro del que empezaron a salir pequeñas maravillas. Una agenda de piel decorada con flores secas y las hojas en blanco (cuando la vi dije ¡ay!), una pluma y un libro gastado del que, por mucho que girara la cabeza, no conseguí leer el titulo.
En resumidas cuentas, hoy me he sentido una verdadera voyeur espiando a esa señorita tan fascinante que quizás iba pensando que se había dejado la ropa tendida y estaba empezando a llover.

lunes, 18 de enero de 2010

Delicadezas.


Para templar la mala ostia no hay nada mejor que pisar un suelo recién fregado con los zapatos llenos de barro.

viernes, 15 de enero de 2010

8ymedio

que me hagas reír.



miércoles, 13 de enero de 2010

c.o.l.o.r.e.s


Nunca ha sido una gran amante del silencio. Le gusta el bullicio, los gritos, la música muy alta. Tampoco le agrada del todo la gente muy callada y no consigue parar de hablar.
Pero a veces, consigues dejarla sin palabras, que solo pueda dibujar una y otra sonrisa pero no decir cosas coherentes como acostumbra a hacer. Después, se da cuenta de que empieza a gustarle mucho el silencio, ese silencio contigo en el que puede mirarte sin decir nada.

lunes, 11 de enero de 2010

Bufandas.

Es un momento de esos que me gustaría escribir tantas cosas que se me agolpan todas en la boca del estómago y no me sale nada.
Pero me atrevo a decir, que hoy me gustan más los domingos, el café con leche y las temperaturas polares a las 9 de la noche.
Y decir que tú a mi también mucho mucho, es quedarse algo corto.

¡Evidencias!

sábado, 9 de enero de 2010

adsg

Érase una vez, una princesa que vivía en una isla muy soleada a donde casi nunca llegaba el invierno. La princesa era muy simpática y, como todas las princesas de los buenos cuentos, estaba buscando maridito. Tenía muchos pretendientes aunque ninguno le gustaba del todo y se iban por donde habían venido.
Un día, llegó a su reino un humilde confitero, del que se rumoreaba que hacía los mejores dulces y golosinas. La princesa, curiosa, decidió llamar al confitero a la corte para comprobar si eran verdad los rumores.
Llegó el día, y como ocurre en todos los cuentos, la princesa se enamoró irremediablemente del pastelero (como debe ser). Él, le entregó una bandeja forrada de papel azul y le dijo que ojala le gustaran.
Pasaron los días y la princesa solo pensaba en el confitero. Toda la música le recordaba a él, por primera vez, los puños en la barriga no eran desagradables y nadie, salvo él, se merecía sus miradas y su sonrisa y los miraba con desprecio.
El mayor problema era que la princesa no se atrevía a decírselo porque se sentía tonta e inútil a su lado. Un día, cuando iba de paseo, se encontró con su amado (suena bien ¿eh?). Él la saludó y comenzaron a hablar sin parar. Cuando llegó la hora de despedirse, él le preguntó si había algo que no tuviera. La princesa le respondió que nieve. Ella nunca había visto la nieve y siempre había soñado con recoger copos y sentir el frío en la nariz.
Pasaron muchos días hasta que volvió a saber del confitero. Una mañana, llegó un paquete pequeñito y cuando lo abrió, descubrió que dentro había una bola de cristal, con nubes de algodón y nieve de azúcar glas.
El resto del cuento, podéis imaginarlo a vuestro gusto.


Cuando prometí un cuento, lo prometía de verdad.

Un dia en el parque




Me encantan los eufemismos. Me encanta decir que voy a llover de lo bonito que suena todo en francés. “Mola” en lugar de “me encanta”. O papelitos azules en mi libreta.
Quiero que todo sea nieve y gritar en medio de una hoja en blanco, quizás, una hoja en blanco con dos puntos. Voy a empezar a echar de menos irme a dormir casi a la hora de despertarse, apretar la cara contra la almohada, reírme y repetir adjetivos inventados.

viernes, 8 de enero de 2010

jueves, 7 de enero de 2010


Tu dis des choses qui font fermer les yeux

Et moi je trouve ca merveilleux

miércoles, 6 de enero de 2010

Casualidades y basura.


Porque cada vez odio más estas tontas despedidas. Porque me gustaría que simplemente fuera: “hablamos luego para quedar, si consigo robarle red a algún vecino”. Decirnos que ya quedaremos más tarde.
Debe ser mi principio de síndrome de Diógenes (esa enfermedad que compartimos) que me incita a guardar todos los retazos de estas navidades juntas. Un collar de macarrones, unos guantes con un agujero en medio, un sobrecito de nieve vacío o la etiqueta de la nueva droga adolescente. A lo mejor, es simplemente que te quiero mucho y que el final de todos los puentes y vacaciones me pone tierna como un panecillo. También, que me gusta mucho escribir nuestros nombres (MaluyMarina) en los cristales llenos de polvo y grabarlo en video para recordar que ahí va a estar siempre. No soy partidaria de esta palabra, pero los números son exactos y los capicúas, serán siempre capicúas.
Hasta la próxima tarde de café, coca-cola y tortitas con nata.
Y de repente hace TOC, TOC, TOC.
Pero más rápido de lo habitual y debido.

domingo, 3 de enero de 2010

En taxi con extraños


Cuando me di cuenta de que todo empezaba a cuadrar, se me ocurrió decir que somos las capicúas de las casualidades. Que un simple roce, un choque, un algo, puede cambiar las cosas para muy bien.
Porque con ocho años yo ya sabia que éramos princesas. Tú la princesa que se besa con el príncipe entre las ratas y yo la princesa de la boca de fresa y las medias rotas.

viernes, 1 de enero de 2010

Balance y contabilidad.

Si todo el mundo hace un resumen del 2009, yo no voy a ser menos.
Podría resumir este año como el mejor año hasta el momento, pero me quedaría corta. Un año de nazis, ponis, vampiros y reencuentros. Un año del que he sacado en conclusión que todo se basa en atar y deshacer nudos. Yo he desatado unos cuantos que creía muy fuertes y por otra parte, he reforzado los que consideraba más necesarios.
He (hemos) conocido a Billy, he bailado con las rosas en la boca en noviembre y en julio en América con mi capicúa. No me olvido tampoco de vosotras, que siempre habéis estado ahí y ahí seguiréis por MUCHO tiempo.
Y podría seguir enumerando todas las cosas que me regaló el 2009, pero dudo que con una libreta entera me diera.
Ha sido un año fetén fetén y no pudo terminar de mejor forma, con mucho alcohol, muchos besos, muchos abrazos y muchas personas queridas, conmigo o dándome los buenos dias.