Hoy voy a escribir sobre el hombre de mi vida.
No sé muy bien cuantos años tiene, solo sé que siempre tendrá cinco años menos que yo. Es mi mitad perfecta y encajamos como piezas de un puzle hechas a medida. Cuando yo me río, él se ríe. Y cuando yo lloro, él llora conmigo.
Le gusta abrazarme muy fuerte hasta dejarme sin respirar y tirarnos en el sofá a pelear con los pies. Sus besos son los más dulces, porque solo me besa en la mejilla y a mi me gusta besarle porque es un chico sin barba y no pica y su carita es todavía como un melocotón.
Tenemos una caja con cerradura, de la que yo guardo la llave, donde escondemos recortes de un cuento especial, dos pistolas de plástico y mi corona de flores, de cuando jugábamos a que yo era un hada buena. Ahora resulta que ya soy mayor y solo me queda la llave.
Me gusta porque dice que quiere ser como yo y que siempre seré su mujer.
Mi hermano pequeño es el hombre de mi vida. Creo que nunca podré decir un te quiero tan sincero como el que le digo cada noche cuando las bombillas se apagan.
Pues... qué bonico, poco más puedo o debo decir.
ResponderEliminarEso sí, no te hagas ilusiones tu hermano acabará teniendo barbota (o mejor dicho, no el culito de un bebé -en los papicos-).
Álvaro es el mejor de los mejores.
ResponderEliminarEh, que yo no tengo ni tendré barba en 'los papos' (reinvidico 'papos' desde aquí).
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